domingo, 30 de julio de 2017

VUELTA A CASA

Amanecemos en Haití, y es que cómo dice la canción… ¡Ay Haití! Que en menos de 24 horas ha removido algo en nosotras y desde luego nuestros corazones siempre tendrán un pedacito de esta parte de la isla.
Tras una noche en la que algunas de nosotras vivimos la experiencia de dormir en el suelo de una de las clases de la escuela, cogimos fuerzas con un buen desayuno para la misa en creole (idioma de Haití) de más de tres horas que nos esperaba. 



Nos impresionó la cantidad de gente que se reunió para celebrar la eucaristía, cómo se fue llenando poco a poco, destacando la presencia de una gran cantidad de niños, que nos miraban asombrados. Fuimos el centro de todas las miradas, especialmente cuando el sacerdote nos hizo levantarnos para agradecernos la visita a Dilaire, aunque esto se hizo después de que Madre Germaine nos avisase de que estaban hablando de nosotras... porque de creole andamos un poco perdidas. 


El estilo tan diferente al de República, una música peculiar, entre jazz y blues, más tranquila y sin mucho movimiento por parte de la gente. Por si nunca hemos contado como son las misas dominicanas, todo es baile, música, abrazos y palmas.

En la mañana, antes de volver a cruzar la frontera, Ana Rosa grabó unos videos mostrando el resultado final del proyecto de construcción de un muro que habían financiado desde Estados Unidos y otro en el que traducía al inglés lo que Madre Germaine explicaba acerca de la situación del patio de la escuela, lleno de piedras, escombros y suciedad, como presentación del próximo proyecto que financiarán desde allí, que consistirá en asfaltarlo, acondicionar el espacio de la bandera y poner algunas plantas.




Tras alguna anécdota que nunca se nos olvidará...Un seminarista cercano a la congregación nos vino a recoger y la despedida de los niños nos alejaba de este maravilloso país. 



Así llegábamos de nuevo a la aduana para atravesar la tierra de nadie que separa ambas realidades. Allí nos esperaba Juan, orientador y profesor de psicología en la escuela la Inmaculada que tienen las concepcionistas en Sabana de la Mar,  al mismo tiempo es una persona de confianza  y siempre está al servicio de las religiosas. Gracias por tu disponibilidad y por todo lo que nos enseñas en tus conversaciones!!



Poníamos rumbo a casa... Pero con varias escalas por medio. El morro de Montecristi fue la primera. Disfrutamos de una rica comida bajo la sombra de un frondoso habichuelo. Picapollo, papas, tostones y nuestras ya míticas Presidentes... que más se puede pedir, ni en el mejor restaurante de la isla hubiésemos comido mejor.



Llegaba el momento más esperado.. Nuestro último baño caribeño, siempre  cargado de historias entretenidas protagonizadas en su mayoría por enci , tuvo lugar en una pequeña cala rodeada por unos enormes acantilados. Esta vez el sol mas intenso que nunca, nos acompañó de principio a fin, fue un rato breve pero intenso.






Y cada vez más cerca, de nuevo nos poníamos en marcha dejando atrás unos maravillosos paisajes.
Dirección Herrera a recoger a Madre Clara pasamos más de cuatro horas, la última entre muchísimos coches, menos mal que Ana Rosa nos amenizó cantando alguna canción y tuvo lugar un duelo muy reñido de Furor con Isabel en el papel de Alonso Caparrós.

Con Clara a bordo, y Juan cediéndole a Ana Rosa el puesto de conductor, ya que él se quedaba en Herrera, arrancábamos para el final del trayecto Herrera - Consuelo con parada en los Frailes para recoger nuestra camioneta, que ya la echábamos de menos , trayecto que como es habitual en nosotras se parece más bien a una odisea. El tráfico de un domingo a la salida de la ciudad, la falta de gps y algún que otro incidente más demoró nuestra llegada más de lo que nos hubiera gustado pero sin perder el ánimo y por fin con nuestra camioneta conseguimos llegar a nuestra ansiada casa en donde Lucita y Dolores nos esperaban despiertas con la cena de ibéricos para acabar el día.


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