Último lunes de
clase…Tras un cansado viaje a Haití, hemos de sacar fuerzas de donde podamos para
comenzar esta última semana. Tenemos ganas de entregarnos por completo.
Como ya va
llegando el fin, por nuestras mentes se van acercando todo tipo de reflexiones,
siendo una de ellas lo que hemos aprendido y quizás nos haya llamado más la
atención de esta aventura que estamos viviendo.
El haber conocido
las distintas realidades (Consuelo, bateyes y Haití) nos ha dado una visión de
la situación en la que vive la gente. Y aunque habéis seguido nuestro día a día,
a lo mejor nos ha faltado explicaros un poco más en profundidad sobre las
historias que hay detrás de cada uno de estos niños.
Empecemos por Consuelo.
Un barrio de República en el que se nota la influencia, entre otros, del juego
y la bebida. Hemos descubierto que la cultura dominicana es muy distinta a la
española. En general, no se encuentra esa estabilidad en la familia a la que
estamos acostumbrados. Hay muchos cruces de relaciones.
Prueba entre otras, es el hecho de que en el liceo existe un peto para que las
jóvenes embarazadas puedan asistir a clase bien uniformadas.
Los alumnos que vienen
a la escuela Antonio Paredes Mena son niños que viven estas situaciones
familiares inestables, muchos de ellos faltos de cariño y acostumbrados a otra
doctrina en la escuela. La diferencia de nivel entre niños de una misma clase
es bastante notoria.
Una de las cosas
que más nos llamó la atención es la realidad familiar que hay detrás (a veces
tan pobre) de la imagen que dan y que percibimos de los niños.
¿En cuanto al
futuro de estos niños? Podemos ver el caso de Wilner. La Fundación les da esa
oportunidad de, como él mismo nos dijo, “Un oasis en el
desierto” o la de “Mover una estrella de un lugar a otro”.
Pero, es cierto
que tiene que haber una predisposición en ellos
de querer estudiar y seguir adelante. Y la verdad que ver ejemplos de becados
que ya lo han conseguido antes debe ser muy esperanzador. Sabemos que hay
muchas estrellas escondidas con un futuro cohibido por sus circunstancias…
La siguiente
experiencia es la del Batey La Plaza. Allí algunos de ellos van sin comer,
muchos intentan llevarse la merienda a casa, en su mayoría por necesidades familiares,
aunque nunca sabremos la razón exacta, a pesar de que ellos saben que tienen la
obligación de tomársela dentro del aula, muchas veces no siendo fácil para
nosotras, porque… ¿Quién podría negarles algo sabiendo la necesidad que pasan?
Para nosotras, lo fundamental es darles todo nuestro
cariño y darles protagonismo para que se sientan importantes. El simple hecho
de decirles que han hecho algo bien se les ve reflejado en su cara con una
dulce sonrisa.
Y por último, aunque no hayamos vivido la experiencia de
Haití mucho tiempo, queremos mencionarla otra vez, ya que, aunque ha sido bien
descrita en el blog del sábado, queremos compararla con las otras realidades.
Haití es el país más pobre del hemisferio oeste, y es
perceptible ya al cruzar la frontera. Las Concepcionistas entraron en el pueblo
que visitamos en 2013, un colegio de Fe y Alegría donde han estado las
religiosas en cabeza de la dirección, luchando día a día para que los niños del
pueblo tengan un comedor que cumpla unos requisitos de limpieza, unos baños
higiénicos, y esperemos que, en un futuro cercano, un patio donde puedan correr
sin tener que llenarse los zapatos de lodo.
Con todos estos proyectos se busca acercar culturas a
través del alma misionera de las religiosas de la congregación.
P.D. Os dejamos unas fotos del día de hoy, destacando que
han empezado las fiestas patronales de la misa del Santo Cura de Ars.
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