domingo, 23 de julio de 2017

MUNDOS

El día bien soleado empezó con la eucarística en la parroquia Santa Ana, que nos queda a veinte minutos con paso caribeño. Coincidió que hoy un grupito de niños recibía su primera comunión.


La mañana la dedicamos a preparar bolsas, mejor dicho, fundas, con material escolar, para ser entregado a cada alumno, tanto de la escuela Paredes Mena como del batey la Plaza, al finalizar el mes de clase.


El calor y bochorno nos azotaba fuertemente, así que rápido y con ganas, disfrutamos de una rica comida preparada por Madre Lucita y Madre Dolores y nos fuimos para disfrutar el mayor tiempo posible de las playas caribeñas a donde la presidenta nos lleva.

Desde luego que no decepcionan, la playa de Juan Dolio nos ha regalado ratos para guardar en la retina. El sol ardiente, palmeras curvadas, agua cristalina, conchas especiales, cabañas de paja, y las olitas rozándonos mientras estamos tumbadas en la orilla. La palabra paraíso se repite varias veces en nuestra conversación.





Mundos, unos y otros, y qué diferentes, a pesar de su cercanía. Desde luego, el fin de semana que hemos disfrutado hace evidente las realidades tan distintas que se viven en este país, país de contrastes. Sin embargo, no se nos olvida a qué hemos venido ni la realidad que dejamos atrás, aunque sea por unas horas. El tiempo de oración que hemos tenido al regresar a casa, nos ha ayudado a ser conscientes que estamos aquí para entregarnos hasta el extremo, como Jesús en la Eucaristía. 


Este gran fin de semana nos ayuda a coger fuerzas y descansar, porque nuevamente empieza una semana en la que nos mostramos expectantes por lo que deparará y tras la ya típica cena de ibéricos de los domingos acompañada de anécdotas graciosas acabamos el día… Nuestros niños nos esperan.




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