viernes, 21 de julio de 2017

EN LOS CORAZONES DE CONSUELO

Otro día lleno de emociones termina en Consuelo. Comenzamos la jornada algo cansadas después de los bailes y cánticos en el karaoke la noche anterior. Sin desánimo, acudimos a la Eucaristía en la Iglesia Santo Cura de Ars, en la que cada día, uno de los sectores, se encarga de las lecturas. Hoy nos ha tocado a la familia concepcionista y han sido Madre Irmar y Madre Dolores las responsables de llevar a cabo dicha tarea.


La mañana se desarrolló con normalidad, notándose en algunos de nuestros niños el cansancio de toda una semana de trabajo. También, con más risas de lo habitual a la hora de hacer las filas en el colegio… hasta la guitarra se reía esta mañana. Se conoce que nos vamos haciendo cómplices y claro... una mirada de una, puede hacer que a las siete a la vez nos dé un ataque de risa.
Tío Julio y Ana Rosa han continuado visitando los liceos y haciendo gestiones con Sujey, del Supermercado Zaglul, para comprar todos los materiales y uniformes que se entregan a los becados. 




Nos parece interesante destacar el momento en el que una de nosotras ha conocido a su niña apadrinada y a su papá, los cuales acudieron rápidamente al colegio al enterarse de su estancia en éste. Una vez más, destacamos la transparencia y buen hacer de la Fundación Siempre Adelante.


Analizando todos los trabajos y las dinámicas realizadas en las aulas, nos gustaría expresar nuestro más profundo agradecimiento por su generosidad al colegio San José de las Madres Concepcionistas de Manzanares, a la editorial SM y a la papelería Miguelturra. También, al colegio Obradoiro y a la súper papelería de La Coruña, librería el greco de Toledo, colegio Maristas Cartagena, colegio La Inmaculada, librería Granja y a Carolina Garnelo, de Ponferrada y a la Fundación Rubio, por sus donaciones de material escolar. Los materiales recibidos están beneficiando a muchos alumnos carentes de recursos y es un gran impulso para nosotras ya que nos facilitan el trabajo en esta misión. 





        
Por la tarde, hemos salido con el tío Julito a visitar algunas familias de la zona y hemos conocido a muchos de los niños becados por la Fundación, siendo testigos directos de sus necesidades y de su falta de recursos, tanto materiales como económicos.




La primera casa que visitamos fue la de la señora Melinda, que lleva 13 años sin salir de su casa porque no puede caminar. A ella la acompañaban sus hijos, sobrinos y demás familiares, los cuales pintaban y hacían reforma en su casa mientras nosotras repartíamos ropa y juguetes a los más pequeños. 


De ahí nos acercamos a visitar una escuela de capacitación técnica llamada Inmaculada Concepción, que impartía cursos formativos para adultos: repostería, arte culinario, bar y restaurante, confección doméstica…


Tuvimos la suerte de visitar muchas familias más que nos contaron sus situaciones, en la mayoría de los casos los niños vivían con sus tíos o abuelos y un gran número de hermanos. La visita que más nos impactó fue la última, pues conocimos la realidad en la que viven algunos alumnos con los que estamos trabajando por la mañana en la escuela de verano Antonio Paredes Mena.
Fue impactante ver como una familia numerosa vive en condiciones tan precarias, encontrándonos a la hora de repartir los materiales, más de 15 personas en un espacio de no más de dos metros cuadrados, incluido un bebé prematuro. A pesar de la pobreza, encontramos a todas las personas muy felices y con una gran sonrisa en su cara, muy agradecidos por todo nuestro acompañamiento y la entrega de materiales.





Concluimos el día con una sesión de cine. Esta noche vimos la película mejicana “El estudiante”, donde nos contaron la realidad vivida por una persona mayor que asistía como alumno a la universidad.




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