jueves, 20 de julio de 2017

ES PROPIO AGRADECER EL QUE RECIBE CON AMOR

Un día más tras escuchar el despertador a las 6.30 a.m. hora dominicana, nos pusimos todas en pie con la ilusión de dejarnos sorprender por nuevas experiencias, pues llevamos ya 15 días y podemos decir no hemos vivido dos iguales.
Comenzamos con la oración en la capilla de la comunidad, en la que hemos reflexionado sobre el regalo de los niños, esos pedacitos de cielo como Santa Carmen Sallés nos decía y que ahora son el regalo del verano que Dios ha puesto en nuestras vidas.
Después del desayuno nos fuimos al colegio y allí era un no parar entre clases, recreos, juegos, y talleres.
Una mañana llena de risas y muchos abrazos. Abrazos que son la respuesta de una carencia afectiva en las familias que tienden a suplir con el de sus profes misioneras venidas de España.







La tarde en el batey, bueno… ¡qué decir! es llegar allí y el corazón da un vuelco, se desborda en miradas de ternura, en abrazos de acogida y en gestos de gratitud por el regalo de la vida compartida con esta comunidad rica en generosidad y agradecimiento por ir a estar con ellos, aunque sean un par de horas diarias.
Antes de finalizar la tarde en el batey tenemos "consulta médica ". Con poco conocimiento, pero buena disposición, empezamos a hacer curas básicas a heridas producidas por golpes o cortes. Es escalofriante ver que no tienen ni un poco de agua oxigenada, ni betadine y bueno, ya unas tiritas son un lujo muy lejos para su realidad.
No podéis imaginar el bien que nos están haciendo las donaciones que desde España recibimos del material de curas y primeros auxilios.




Desde aquí queremos agradecer a instituciones y particulares que nos hicieron entrega de tiritas, gasas, alcohol, agua oxigenada, esparadrapo y algunas medicinas genéricas, tan útiles en un país donde muchos no pueden tener acceso a la sanidad.
Gracias al Hospital de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) y al Hospital General de Ciudad Real, a la Farmacia de Mónica Gómez de Miguelturra, Farmacia Araujo de la Coruña, el colegio de farmacéuticos de Toledo, Farmacia de Marichu de Amurrio, Farmacia Rodríguez Tato y Farmacia de Ana Terrón de Ponferrada, entre otras.

La vuelta a casa fue rápida pues hoy íbamos a la parroquia de Santa Ana, que está celebrando las fiestas en honor a su patrona. Tras la homilía del Padre Jacinto, tuvimos una noche de lo más alegre.
Participamos de forma muy activa en la verbena parroquial, cantando y bailando en el karaoke. ¡Qué mejor que cantando el "Porompompero" de nuestro clásico Manolo Escobar! Fue una actuación en la que, junto a nosotras siete, también cantaron y bailaron Madre Irmar y Madre Dolores. A ella le dedicamos la canción, para darle la bienvenida en su nuevo destino.
Nos sentimos por unos minutos en casa poniendo nuestra riqueza musical en lo más alto del Caribe.
Por si esto fuese poco Ana Rosa deleitó a toda la comunidad parroquial de Santa Ana con "Tierra de Bendición". Nuestra participación terminó con la canción "Qué bonita es esta vida". Algo que nos sorprendió es el cariño que aquí se tiene a las misioneras. Somos consideradas una bendición y el trato hacia nosotras fue exquisito por parte de todos.



Algo muy gratificante para todas son estos momentos vividos con la iglesia dominicana.
Lo que iba a ser un día más, se convirtió en lo que ya viene siendo habitual: ¡¡¡SORPRENDENTE!!! Y es que tenemos sorpresas hasta el último momento antes de irnos a acostar. Estas dos últimas noches hemos podido ir descubriendo la riqueza de la fauna de la zona: ayer nos fuimos a la cama tras acabar con un ciempiés venenoso y kilométrico, que había decidido descansar en la zapatilla de Isabel y hoy se ha acercado a darnos las buenas noches un sapo.



El Señor no deja de derramar regalos sobre nosotras en esta misión eclesial, haciendo vida nuestro lema: "¡Que no te lo cuenten!".

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