Nuestro penúltimo miércoles en Consuelo y cada día más ilusionadas.
El día de hoy no pudo empezar de mejor manera: además de poder levantarnos un
poco mas tarde de lo normal, pues hoy era fiesta en todo Consuelo, Madre
Lucita, Madre Dolores y Madre Irmar nos sorprendieron con un desayuno bien rico
y especial: arepas venezolanas.
Tras este festín matutino, cogimos la camioneta
y nos dirigimos al Santuario de Santa Ana. Hoy la misa fue oficiada por el
administrador apostólico monseñor Felipe. Sus palabras calaron en nuestros
corazones, pues nos hizo pensar en la importancia que tienen los padres en la transmisión
de los valores evangélicos.
Finalizada la misa, fuimos a la escuela con el tío Julito a recoger las
listas de los apadrinados para poder organizar durante la tarde el material de
todos ellos. A continuación, hicimos un pequeño tour (pasado por agua) por
varios de los liceos (institutos de secundaria y ciclos formativos) de los que
nuestros becados proceden (Astín Jacobo y Politécnico). Además, tuvimos el
placer de visitar también la Escuela Carmen Sallés de Consuelo, que sin ser
administrada por las concepcionistas, lleva el nombre de la fundadora de la
congregación gracias a la directora actual, que fue Antigua profesora de la
escuela Antonio Paredes Mena en la que realizamos nuestra misión de verano.
Después de una intensa mañana, regresamos a casa para recargar las pilas, pues
nos esperaba una buena tarde de trabajo. En lugar de ir al batey, nos quedamos organizando
las mochilas y el material de los alumnos becados. Gracias a un buen trabajo en
equipo y una mejor organización por parte de Ana Rosa y tío Julito conseguimos
colocarlo todo y terminar a tiempo, teniendo incluso: ¡un rato para descansar!.
Tras este breve descanso, tuvimos un bonito rato de oración preparado por Madre
Irmar, quien nos regalo varias tarjetas con frases de Madre Carmen Sallés, para
que pudiéramos ahondar en su ideario.
Tras un día tan intenso, la noche no podía ser menos. Recibimos la visita
de nuestros hermanos en la misión de Haití, a quienes recibimos con una cálida
bienvenida. Junto con ellos, dimos una gran sorpresa a Ana Rosa con motivo de
su santo, disfrutamos todos juntos de una maravillosa cena española, donde no
faltaron nuestros ibéricos, la famosa cerveza Presidente dominicana y música
caribeña y española, que nos hizo pasar un rato muy agradable. El momento más intenso
llegó con la despedida de nuestros invitados, ya que el viernes parten a
Estados Unidos.
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