Nuestro último
día en Consuelo, aún no nos hacemos a la idea. Todo transcurre como cualquier
otro día. Nos levantamos temprano para empezar el día con misa en la parroquia
del cura de Ars con la diferencia de que hoy una ola de rosa había pintado la
iglesia entera.
Pero antes un buen desayuno, el último en la que ha sido
nuestra casa durante un mes, pero casi no somos conscientes o quizás no
queramos... sin embargo el adiós se acerca.
La despedida del
tío Julio ha sido una de las más emocionantes para todas nosotras, su carisma,
su semblante afable y su don con la palabra nos ha conquistado absolutamente y
no le faltaron unas palabras hacia nosotras.
Para que se llevara
a su casa un poquito de España, una muestra de las famosas croquetas de Ana Rosa.
Y con ello, despedíamos a nuestro ángel de la guarda en este pueblo, ¡¡Consuelo
entero te quiere, tío Julio!!
Preparando la
maleta y recogiendo la casa pasaba la mañana, miradas de nostalgia se
intercambiaban entre nosotras.
Ana rosa, mientras
tanto, acompañaba a Lucita a unas diligencias en San Pedro de Macorís.
A su llegada
madre Irmar nos había preparado una oración de bendición y de agradecimiento. Emocionada
nos repartió unas pulseritas como recuerdo y se despidió fiel a su estilo, ¡nunca
te olvidaremos, Irmar!. También nos leyó unas palabras que había escrito madre
Penélope para nosotras, algo que nos hizo verdadera ilusión.
La comida de hoy
fue muy especial, debido a que continúan las fiestas patronales, la parroquia presentaba
puestos de comida, para recaudar dinero para una farmacia, así que nos llevamos para casa una
de las típicas combinaciones de arroz con pollo. En la parroquia algunas de
nosotras nos reencontramos con nuestros alumnos vecinos que también se pasaban
por la parroquia para disfrutar de esta comida.
Desde Herrera
llegaron para comer nuestra querida Clara y Madre Dayana, para así conocerla
antes de nuestra marcha. Pero la comida fue interrumpida por la despedida de
madre Lucita. Siempre estaremos agradecidas por lo buena anfitriona y acogedora
que ha sido con nosotras y con un "adiós con el corazón" la
despedíamos, ¡hasta la próxima, Lucita!
Maletas en mano y
tantos buenos momentos y experiencias que nos ha dado este pueblo nos
despedimos tras 30 días siendo parte de esta vida. Ha sido un verdadero placer.
En la furgoneta
salimos dejando atrás el color y la bachata que tanto lo caracteriza, entre risas
de nerviosismo no se quedó nada ni nadie por ser despedido.
La tarde nos
deparaba una buena sorpresa, y es que resulta que hoy sí que ha sido nuestro último
baño caribeño (el de algunas), porque de camino a Herrera, las madres nos
quisieron regalar este momento en la playa de Juan Dolio.
Cansadas por el
día de emociones llegábamos a la casa de las madres concepcionistas de Herrera
en Santo Domingo, donde pasamos la noche. La cena con Madre Josefina, Madre
Nati y Madre Dhariana no podía ser de otra forma que escuchando vocaciones
acompañadas de presidentes.
Hoy hemos dejado
atrás un lugar que no podremos olvidar, para algunas será un hasta siempre y
para otras quien sabe.. quizás un hasta pronto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario