miércoles, 12 de julio de 2017

Se despierta un nuevo día aquí en Evinayong, a las 7 de la mañana asistimos a nuestra misa como todos los días y tras ella un buen desayuno que siempre nos prepara la hermana Paula con mucho cariño.
La hermana Emilie es la encargada de comprar el pan y cada día le acompañamos una de nosotras para ir conociendo la zona. Aquí en Guinea puedes comprar 10 barras de pan por 1000 francos, que en España sería poco más de 1€.
A las 9 de la mañana empiezan las clases pero antes se colocan todos en fila y se reza alguna oración o cantan canciones muy bonitas. Solo al ritmo de una palmada, dos palmadas, tres palmadas, más de 200 niños se quedan en silencio para comenzar el día.
Cada una de las maestras enseñamos a nuestros alumnos matemáticas y lengua. Me llama la atención cuando los niños se te acercan con mucha educación y sin apenas hacer ruido para pedirte "permiso". Diréis, ¿permiso para qué? Pues ellos solo dicen permiso para poder ir al baño durante la clase. El primer día que lo escuché no entendía que me querían decir.
En el rato de recreo casi todos quieren jugar a fútbol. No os imagináis como corren detrás de la pelota descalzos. ¡Si lo tuviese que hacer yo ya me hubiese roto los pies!
Tras el recreo hacemos algunos talleres en los que aprenden a hacer manualidades, un poquito inglés o se divierten con una película.
Cuando toca la campana, un grupo de niños de cada clase te ayudan a recoger el aula, lo dejan todo ordenado y friegan y barren el suelo. Me parece una idea muy buena para responsabilizar a los alumnos y cuidar lo que tienen.
La tarde la hemos pasado en un mercadillo dónde vendían frutas y verduras, ropa, utensilios de segunda mano y hasta medicinas sueltas. La aventura ha sido ir todas en el coche hasta allí, pitas cuando va gente por el arcén, para dejar pasar al coche que viene en la otra dirección,... Bocina por aquí, bocina por allá y todas en la camioneta subidas, jajaja!! ! Nos lo pasamos bien!
Al llegar a casa y antes de rezar las vísperas no puede faltar un momentito de risas en la terraza con unos buñuelos típicos, cacahuetes de la zona y una 33.
Así son algunos de nuestros días por Guinea.





4 comentarios:

  1. Un saludo de tu presidente del baloncesto noriego. Me encanta como educas a esos niños y con que cariño lo haces. Echamos de menos tus estratosféricas canastas pero ahí estás haciendo una impagable labor que seguro que te aporta una satisfacción personal tremenda. Por cierto, intenta poner alguna canasta y que prueben el baloncesto además del fútbol. Ayer te vimos en Canal Sur saludando en las Olimpiadas Rurales; se te veía con tus alumnos siendo tan buena gente como siempre. Un abrazo y sigue con esa gran labor.

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    1. Gracias Sebas por tu comentario. Nos vemos pronto que os cuente está experiencia tan bonita, ya estoy de vuelta en España. Un beso enorme.

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  2. Qué maravilla. Es curioso que al mismo tiempo que estáis haciendo tantísimo bien a los niños y niñas de Guinea, os estáis enriqueciendo con la cultura y otros modos de hacer diferentes.Una experiencia rica en todos los sentidos y que ya está dando su fruto, entre muchos otros,con esta manera de compartir lo que estáis viviendo allí a través del blog y acercarnos a su gente que ya no me parece tan lejana, gracias a vosotras. Gracias y mil gracias.

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    1. Me alegro mucho Clara de que nos hayas seguido y hayas podido conocer un poquito de lo que hemos podido compartir con estas personas. Se aprende mucho de ellos y te cambia la forma de pensar totalmente. Un besito.

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